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Sol y fotoprotección

Cada vez hay mas concienciación sobre la importancia de evitar los excesos de sol.
Las campañas que cada año se lanzan desde distintos ámbitos, van en esta dirección, aunque desde la Academia Española de Dermatología  se nos advierte sobre la lentitud en el cambio de hábitos.
La aparición este año de “seres extraños” portando paraguas en días sin lluvia (observación personal) podría representar un cambio de tendencia. El uso de sombrillas parasol está más extendida entre orientales y puede ser un buen mecanismo de ayuda.

Los laboratorios farmacéuticos están muy implicados con estos hechos y algunos financian campañas de sensibilización, el Día del Euromelanoma es un ejemplo, además de lanzar miniespacios de información dentro de sus páginas Web.
Los Laboratorios Avène  en el verano de 2013 me pidieron que colaborase para uno de estos sitios, donde distintos especialistas, de forma desinteresada, aportamos información sobre la interacción entre el sol y la piel.

Creo que es de interés y lo traigo al blog, pues ya no aparecen los escritos.


                           10 ideas básicas sobre fotoprotección

 

Uno de los campos donde más ha avanzado la industria cosmética es en la fotoprotección. Se consiguen productos cada vez más eficaces sin renunciar a la cosmeticidad, condiciones indispensables para que se consiga el propósito, que no es ni más ni menos que el producto llegue a la piel y surta su efecto.
Todo esto no sería suficiente si el usuario no hace un correcto uso del fotoprotector, por lo que comentaré unas ideas al respecto que podrán ayudar a conseguirlo.

1) Estamos expuestos a un tipo de radiación que tiene efectos negativos en la salud.

La radiación ultravioleta A y B (R-UVA y R-UVB) y en menor parte la infraroja, son las causantes de aparición de lesiones tumorales y envejecimiento de la piel (fotocarcinogénesis y fotoenvejecimiento). Como en todo, depende de el grado de exposición.

2) La piel tiene mecanismos de protección, pero son insuficientes.

El engrosamiento de la epidermis y de la dermis, así como la síntesis de melanina, buscan mitigar el efecto de la radiación ultravioleta.

Dependiendo de la capacidad de formación de pigmento (relacionada con el fototipo), la ubicación geográfica y si el tipo de actividad es o no al aire libre, necesitaremos tomar medidas; y esto es así en la mayoría de casos.

3) Tomar medidas de fotoprotección no es solo usar fotoprotector.

Usar fotoprotector sin limitar el tiempo de exposición es un contrasentido.

El fotoprotector es una ayuda para aquellos momentos en que no podemos evitar la RUV y no un mecanismo para aumentarla.
El uso de gorros y vestimenta adecuada nos evitará horas de irradiación así como la frecuente y perjudicial quemadura solar del principio de temporada.
Una gran medida es limitar al máximo las exposiciones a lamparas UVA, que parecen estar detrás del incremento de melanoma en jóvenes.

4) El índice de protección de un fotoprotector no lo es todo.

Teniendo en cuenta que el SPF está calculado para una cantidad aplicada de 2mg/cm2, se entiende que en muchas ocasiones la persona se encuentra por debajo de la eficacia supuesta.
Cantidad, frecuencia y antelación son variables a tener en cuenta para el correcto uso.

En cuanto a la antelación, un estudio publicado comprobaba que una madre disfrutando de un día al aire libre en el Lago Michigan, tardaba 50 min. de media en aplicar fotoprotector a todos los integrantes de su familia. La quemadura solar para algunos estaba asegurada.

Media hora se considera se considera que es el tiempo que tiene que transcurrir entre la aplicación del fotoprotector y la exposición solar.

5) La radiación UVA adquiere protagonismo.

Según han avanzado los estudios en fotobiología se ha ido demostrando la importancia de esta franja del espectro (320-400 nm.) en el daño a la piel.

Además es una luz que atraviesa el cristal.
Hoy en día no se entiende un fotoprotector sin una buena eficacia contra la UVA. Si la relación entre protección UVB/UVA es menor de 3, el producto llevará un circulo identificativo en el envase, algo muy deseable.

6) Los “fotoprotectores orales” no sustituyen a las cremas.

Existen una serie de complementos alimenticios ( Vit C y E, polifenoles, Té verde, Beta-carotenos…) que aumentan la capacidad de respuesta de la piel al daño solar; aumentan la tolerancia (MED o dosis eritematosa mínima) y disminuyen en parte las reacciones inflamatorias.
Son un complemento en personas reactivas (pieles claras, Erupción Polimorfa Lumínica y otros procesos con fotosensibilidad), pero nunca un sustituto.

Hay estudios recientes que ponen en duda la eficacia de algunos de ellos. Si quieres profundizar, en este enlace tienes una puesta al día sobre el tema.

Los días nublados no evitan el daño solar.

Los días nublados no evitan el daño solar. Playa de Riazor, Coruña.

7) Hay situaciones que parecen seguras y no lo son.

No debe olvidarse aplicar fotoprotector debajo de una sombrilla (refleja el 25% de la luz que incide en la arena), en un día nublado (dependiendo del grado de humedad llega hasta el 60% de RUV), al volante si conduces muchas horas (la UVA lo traspasa).

La legislación en nuestro país no permite lunas tintadas en las ventanillas delanteras, si no es con un informe médico que lo respalde.

8) Los autobronceadores no producen melanina.

El color oscuro que se consigue con estas cremas (dihidroxiacetona), es debido a un fenómeno de oscurecimiento de la queratina de superficie por oxidación y que no proporciona más de un 3 SPF como índice de protección.

9) Es importante elegir las características del fotoprotector.

Además del SPF existen otras variables a tener en cuenta, dependiendo de las condiciones en que se va a usar.

  • Resistencia al agua (waterproof): fundamental en la playa y piscina así como en deportes acuáticos.
  • Fotoestabilidad: capacidad de mantener su eficacia al ser expuestos a las radiaciones lumínicas. Empiezan a degradarse desde el momento que les da a la luz.
  • Filtro físico o químico: la capacidad de absorción del químico da más posibilidades de intolerancia. El físico es menos cosmético pero más estable.

10) Hay que prestar especial atención a la protección en niños.

Tres puntos a tener en cuenta:

  • La mayor parte de la exposición solar de una persona la ha recibido antes de los 20 años.
  • La piel de un niño tiene menor capacidad de respuesta al daño solar.
  • El uso de fotoprotector debe evitarse debajo de los 3 años y es aconsejable el uso de uno físico con menos posibilidades de intolerancia o absorción.

 

Eduardo Lauzurica. Dermatólogo

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