Cáncer, fobia y piel

La fobia al cáncer o cancerofobia, es uno de los miedos recurrentes de la época que vivimos.

El cáncer aparece en nuestras vidas sin previo aviso y con consecuencias insospechadas. Los aumentos en las tasas de supervivencia no tranquilizan lo suficiente a aquellas personas o familias que empiezan a acoger a este intruso dentro de su día a día.

Las reacciones de amedrentamiento y temor traspasan el núcleo más cercano del paciente para instalarse en personas del entorno, creando una dinámica de miedo en las psicologías más predispuestas.

Imagen de un cangrejo como símbolo de cáncer.

Foto: e-codices

Pedro G. de Cuartango lo expresa de forma magistral en estas sentidas palabras, producto de la sorpresa por la reciente noticia que recibe de su colega y amigo, el escritor y periodista Jose Luis Alvite:

“Tu pública confesión, querido compañero, de que padeces cáncer me ha dejado anonadado. Y no por ti sino por mí. De repente me ha deslumbrado la fragilidad de nuestra existencia, de la imprevisibilidad de ese momento en el que nos llega la noticia de que el tiempo se nos acaba.

Vivimos como si fuéramos inmortales y eso no hace más que acentuar la sorpresa de ese punto final que tenemos que poner al relato cuando el papel se agota”

Esta preocupación y ansiedad adquiere el grado máximo si se produce el fallecimiento del enfermo y….. si además es por algo «tan nimio» como una mancha o bulto en la piel:

“Eso nos puede salir a cualquiera”

Cualquier cambio en la piel, tan a la vista, puede ser motivo de preocupación y si hablamos de la cavidad oral, para que queremos más. La autoexploración de la boca es un ejercicio que acaba con el descubrimiento de resaltes, colores, brillos y mates, abultamientos… nada tranquilizadores. Además con la peculiaridad de que son muy cambiantes según el día.

A partir de aquí la imaginación es libre y el autorelato puede adquirir dimensiones apocalípticas.

En mi práctica diaria encuentro dos tipos de pacientes con una característica en común: alguien de su entorno ha sido diagnosticado o ha fallecido de cáncer cutáneo.

En el primer caso, una exploración, sea por un profesional o por uno mismo, desata la sospecha. La mente del paciente termina por magnificar las consecuencias y se desata un temporal de ansiedad que solo una consulta urgente puede calmar.A veces llegan tras varios días sin dormir y con la angustia en la mirada.

Cuando se llega a un diagnóstico de benignidad o en su defecto de buen pronóstico de la lesión motivo de la consulta, la situación vuelve a la normalidad en poco tiempo.

Existe otra tipología de consulta, donde el enfermo precisa ver de forma recurrente a su médico para que le confirme una vez más que todo está bién y que de cáncer nada de nada.

En este caso el proceso se cronifica y es necesario no caer en la dinámica que lleva al paciente a acortar los periodos entre visitas. Suelen ser casos con múltiples nevus o bien de patología oral.

El miedo a desarrollar un melanoma o carcinoma de boca exige revisiones, que a diferencia de los pacientes sin cancerofobia se viven con la angustia de que esta sea la vez en que se confirme la sospecha que justificó tanta visita.

Es habitual que en estas exploraciones el paciente no pierda la cara del médico para desentrañar cualquier atisbo de duda o incluso de ocultación de la verdad. La desconfianza está presente, no solo respecto a su propio futuro.

Cáncer, fobia y piel

Foto: VanessaMedina

Punto de vista psiquiátrico

La psiquiatría distingue entre fobias obsesivas y auténticas fobias; el tipo de paciente que describo en primer lugar podría ser el fóbico y el recurrente, el obsesivo.

  • El fóbico es más ansioso y accesible; el obsesivo, más complicado y sistemático en sus defensas.
  • Las fobias obsesivas son parte del miedo a situaciones potenciales e imaginarias, más que a objetos en sí. Se teme, más que a estímulos externos, a consecuencias imaginarias y mágicas que surjan de ellos.
  • En las fobias obsesivas se presentan maniobras rituales que no se relacionan con el temor en sí.
  • El tono emocional es en las fobias obsesivas más de disgusto que de miedo como en las auténticas fobias.
  • Las fobias obsesivas son más rebeldes al tratamiento.
  • Las auténticas fobias suelen ser monosintomáticas y permanecen circunscritas, mientras que las obsesivas tienden a expandirse e invadir la personalidad del sujeto y pueden llegar a invadirlo psicosocialmente de forma grave.
  • En las fobias auténticas son eficaces las conductas de evitación, las cuales apenas alivian, o lo hacen muy transitoriamente, los temores fóbico-obsesivos.

El manejo de las fobias específicas o monosintomáticas puede no precisar tratamiento específico, si no interfiere en la vida del paciente, o bien enfocarse a través de prácticas conductistas (desensibilización sistemática y sus variantes). Una buena información que tranquilice y ponga las cosas en su sitio, es fundamental.

Las fobias obsesivas tienen un abordaje más complejo y la ayuda con psicofármacos suele ser necesaria.

Fuente: «Introducción a la psicopatología y la psiquiatría» (J. Vallejo, A. Bulbena y cols 2ª edición).

Campañas de sensibilización y detección precoz de cáncer cutáneo

Habrá quien piense que estas campañas pueden ser origen de la problemática que estamos analizando. Sin descartar que haya algún caso influido por ellas, mi sensación personal es que los pacientes que son examinados, a los que se les da una información veraz y equilibrada, afrontan el futuro con menos carga de ansiedad. Bien por entrar en protocolo de revisión periodica, o por adquirir los hábitos de prevención y detección de anomalías cutáneas, encuentran una red de tranquilidad que antes no tenían.

Los pacientes que son revisados périodicamente por la indicación de su dermatólogo, acuden con la tranquilidad de estar dentro de unos márgenes de seguridad, en caso de ser detectado algún cáncer cutáneo.

¿La información nos hace libres de los miedos irracionales?

Eduardo Lauzurica. Dermatólogo

Ubicación en Madrid

Ubicación en Vitoria

2 comentarios

Archivado bajo Cancer de piel, Psicodermatología

2 Respuestas a “Cáncer, fobia y piel

  1. Si las fobias, el temor o el miedo irracional, pueden girar en torno a cualquier circunstancia existencial, cuando lo hacen alrededor del cáncer, como hecho o simple palabra temible, nos pueden privar totalmente del disfrute de vivir.
    Sobre el temor he dejado mi propio sentir:
    http://medymel.blogspot.com.es/2009/02/temor-humano.html
    Y frente al diagnóstico de cáncer un apunte más o menos personal:
    http://medymel.blogspot.com.es/2013/05/frente-al-diagnostico-de-cancer.html
    Perdona el exceso, Eduardo, pero es que no me he podido resistir ante esta jugosa entrada.

    • Encantado Jose Manuel, de que dejes tu comentario y amplies el contenido con tus puntos de vista. De hecho la entrada solo es un pretexto para ello, que los lectores del blog al igual que yo mismo agradecemos.
      Un abrazo.