Es difícil encontrar un proceso dermatológico con un término más descriptivo. En la dermatitis perioral, lo que ocurre pasa alrededor de la boca … y casi exclusivamente a su alrededor; ¿qué mejor forma de referirse a ella que por su ubicación?
Con lo de anteponer «dermatitis», ya estamos adelantando que la cosa es un tanto anodina y que con ello no estamos precisando demasiado respecto a lo que ocurre de la epidérmis para abajo.
Lo que si es cierto es que una dermatitis perioral es fácilmente identificable e individualizable respecto de otros procesos que tienen su asiento en la cara.

Imagen típica de una dermatitis perioral
¿Qué es?
A pesar de que la llamemos dermatitis y que en otros casos esto se asimile a eczema, aquí no estamos ante un proceso eczematoso propiamente dicho.
El cuadro es una erupción, que progresa en varios días y que rodeando la boca recorre los surcos nasogenianos desciende por los pliegues laterales hacia el mentón.
La imagen típica tendría la forma de un paréntesis que fuera desde los laterales de la nariz hasta la barbilla.
Si es más difuso, puede cubrir los labios, pero es característico que deje un margen libre de lesiones, justo rodeando al bermellón del labio.
En casos de gran intensidad se podrían ver afectados los párpados, convirtiéndose también en “periocular”.
La sensación que tiene el paciente es más de tirantez y ligera molestia que de auténtico picor o dolor, aunque en esto de los padeceres, cada uno los tiene a su manera.
Siendo un cuadro que se desarrolla en el centro de la cara, hay una molestia añadida por lo antiestético del aspecto.
Afecta mucho más a las mujeres, llegando a ser el 90% del total.
Lo que tenemos a la vista son pequeñas pápulas, algunas con cúspide amarilla (pústula) sobre una base ligeramente roja.
Si miramos al microscopio el proceso se parece más a una rosácea (infiltrado dérmico mixto, con algunos polimorfonucleares y más intenso alrededor del folículo piloso) que a un eczema (mínima espongiosis y exocitosis escasa, también predominante alrededor del folículo).
Otros cuadros periorales
Por mucho que lo que rodea a la boca por definición es perioral , cumpliendo el refrán “el hábito no hace al monge”, no todo lo perioral es una dermatitis perioral.
La rosácea tiene semejanzas pero se trata de un cuadro más difuso y muchas veces más intenso que suele acompañarse del típico enrojecimiento facial episódico (flushing) y vasos surcando la superficie (telangiectasias). La ubicación en pirámide nasal y las mejillas de alrededor, ayuda a diferenciarla.
El lupus miliar, más crónico, evoluciona dejando cicatriz. Son lesiones más rotundas y con una histología definitoria: granulomas tuberculoides.
Se describe un cuadro en niños, dermatitis granulomatosa periorificial de la infancia (CGPD), además con afectación periocular y con histología característica de granulomas perifoliculares. Se postula el tratamiento con metronidazol, eficaz y seguro a esta edad.
La sarcoidosis cuando afecta a la cara puede dar cuadros que lleven a confusión.
En este artículo se hace una revisión exhaustiva de los procesos granulomatosos que afectan la cara y que es necesario descartar ante un cuadro perioral atípico.
La acrodermatitis enteropática es una enfermedad que cursa con una afectación perioral así como perianal, en niños que nacen con una dificultad de absorción intestinal del ión zinc.
La deficiencia de zinc adquirida por déficits nutricionales también cursa con lesiones rodeando la boca.
Los antecedentes clínicos y la edad dan las claves diagnósticas para diferenciarlos de una genuina dermatitis perioral.
¿Porqué aparece?
Existe un desencadenante habitual y es el uso indiscriminado en esa zona de corticoides tópicos. Muchas veces bien indicados para una dermatitis seborreica o un eczema facial, un uso continuado como preventivos o cual hidratante, los convierte en propiciadores de la dermatitis perioral.
Se habla también del uso de algunos cosméticos oclusivos, factores físicos (frio, luz UV) y anticonceptivos orales como causantes.
El flúor de algunos dentífricos, podría estar detrás de algunos brotes.
Algunos pacientes sin ninguno de estos antecedentes, refieren estar pasando por una situación de estrés.
¿Cómo mejora?
Sin tratamiento, el proceso cursa en brotes de varios meses de duración, durante varios años y sin dejar secuela cicatricial.
Cuando los corticoides tópicos son los desencadenantes, la retirada de los mismos es mandataria. Debe prevenirse al paciente sobre la posibilidad de un repunte del cuadro, pues parte de la intensidad inflamatoria está amortiguada por los mismos. Puede ser necesaria alguna aplicación esporádica de corticoide de baja potencia, mientras el tratamiento surte efecto.
Las tetraciclinas por vía oral son el tratamiento de elección, gracias a los múltiples efectos antiínflamatorios de estos antibióticos. En pocas semanas el proceso está controlado y pueden mantenerse hasta 2 meses para consolidar la mejoría.
Hasta que esto no llega, se aconseja la retirada de cosméticos faciales.
Los inhibidores de la calcineurina (tacrolimus y pimecrolimus) pueden ayudar si se retrasa la mejoría.
En casos de alergia a antibióticos orales, se puede recurrir a antibióticos en crema (eritromicina, metronidazol…).
Ante la falta de respuesta y en el lupus miliar, puede ser efectivo el uso de la isotretinoina
Se ha publicado algún estudio en que se consigue mejoría con Terapia Fotodinámica.
Eduardo Lauzurica. Dermatólogo